Los desastres naturales son aquellos debidos a un fenómeno de la naturaleza.
Estos tipos de desastres están íntimamente relacionados con la puesta en peligro de los procesos de desarrollo humano. A su vez, las decisiones en materia de desarrollo tomadas por particulares, comunidades y naciones, pueden generar nuevos riesgos de desastre. Pero esto no tiene que ser necesariamente así. El desarrollo humano también puede contribuir a reducir eficazmente los riesgos de desastre.
Los desastres naturales tienen enormes consecuencias para las personas que los sufren puesto que además de cobrar vidas, también dan lugar a pérdidas materiales, medios de producción y generación de ingresos e infraestructura, las cuales menoscaban la capacidad de subsistencia y recuperación de los sobrevivientes. Además, al reducirse la seguridad alimentaria por la destrucción de cultivos y la pérdida de ganado, se agravan los problemas al ocurrir empeoramientos de la salud, hambrunas y muertes.
Aproximadamente el 75% de la población mundial vive en zonas que han sido azotadas, al menos una vez entre 1980 y 2000, por un terremoto, un ciclón tropical, una inundación o una sequía.
Se pueden clasificar según su inicio en: Impacto súbito o inicio inmediato (por ejemplo, riesgos geológicos y climáticos tales como terremotos, tsunamis, tornados, inundaciones, tormentas tropicales, huracanes, ciclones, tifones, erupciones volcánicas, desprendimientos de tierras, avalanchas, incendios naturales). Se incluyen también en esta categoría los casos de epidemias por enfermedades adquiridas a través del agua, de los alimentos o de vectores, como así también aquellas dolencias transmitidas de persona a persona.Inicio lento o crónico (por ejemplo sequías, hambrunas, degradación del medio ambiente, exposición crónica a sustancias tóxicas, desertificación, deforestación, plagas).
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